jueves, 10 de diciembre de 2009


CONTRAPUBLICIDAD
La publicidad es el conjunto de medios que se emplea para divulgar o extender las noticias de las cosas o de los hechos.
La contrapublicidad es una crítica a la publicidad realizada mediante la propia publicidad, consiste en invertir, trastornar, revolver y destruir la publicidad.
La revista contrapublicitaria Malababa afirma que:
“Hoy, la contrapublicitad es una herramienta de resistencia y lucha contra los discursos y los abusos de las fuerzas de poder dominantes, contra los intereses de las grandes corporaciones, que se apropian y comercializan el espacio público, y contra las formas y dimensiones que adquiere la publicidad en una sociedad saturada de consumo y valores mercantilistas”.
Los orígenes de la contrapublicidad se pueden encontrar en la acción en las calles, a través de la alteración de vallas publicitarias. Este tipo de acciones son idóneas para dar una respuesta comunicativa a la publicidad y dotar de contenido social un espacio privatizado. Bajo los mensajes se esconden todo tipo de reivindicaciones de ámbito social o político, o incluso formas de arte urbano. Estas acciones son sencillas y llamativas, aunque también efímeras, ya que la policía o la propia empresa afectada se encargan de eliminarlas rápidamente.
El arte Pop fue el primer movimiento artístico en experimentar con el lenguaje publicitario pero no comporte la misma visión de la publicidad. El arte Pop está vacío de todo compromiso social.

En 1984 la banda de “audio collage” Negativland de San Francisco, crea el término culture jamming que consistía en añadir granos en la cara a la retocada foto de portada de EE.UU.
A partir de este término, en los años 90, la popularización de Internet le da el impulso definitivo a la contrapublicidad ya que todo el mundo puede compartir fácilmente parodias e ideas y dar difusión de ellas.
Hacia el año 2000 ya existen numerosos colectivos contrapublicitarios, en un contexto de auge de los movimientos antiglobalización, de las grandes manifestaciones contra el neoliberalismo. Estos colectivos realizan acciones muy bien planeadas que consiguen alcanzar cierta notoriedad en los medios de comunicación.
La contrapublicidad cada vez es más profesional y goza de la ventaja de poder innovar sin temer a los posibles riesgos. Las nuevas ideas resultan atractivas para un mundo que necesita estar en constante renovación.
Oscar Brahim es un taxista, que dentro de su maletero lleva todo tipo de pinturas, recortes... que utiliza para modificar esa publicidad con la que se topa día sí, día también.
"El problema es que la gente toma la publicidad como algo natural, ni se le ocurre reaccionar frente a los avisos. Sería buenísimo que cada uno reaccionara, que se pusiera a pintar las propagandas callejeras como se le cante."

1 comentario:

  1. me ha gustado mucho tu contrapublicidad! agressiva i contundente!

    besos!!!

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